Maestrías virtuales, una opción realista

Son más flexibles que los presenciales, pero no son para todo el mundo. La oferta seguirá creciendo.

 

Aunque las maestrías virtuales son una tendencia relativamente reciente en Colombia, con unos cinco años de existencia, ya son una alternativa real para quienes quieren ampliar su educación y darle un mayor peso a su hoja de vida.

Según el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES), del Ministerio de Educación, en el país hay 40 maestrías online en las áreas de Ciencias de la Educación, Ciencias Sociales y Humanas, Economía, Administración, Contaduría y afines, Ingeniería, Arquitectura, Urbanismo y afines, y Matemáticas y Ciencias Naturales, ofrecidas por 20 instituciones.

Y la oferta seguirá creciendo en los próximos años, gracias a la implementación de nuevas tecnologías y al interés de las universidades de llevar sus programas a más personas.

Stella Betancourt, jefa de programas en educación de la Universidad Cooperativa, afirma que la principal ventaja de esta modalidad es “la flexibilidad en tiempo y espacio, pues el alumno elige qué, cómo, cuándo y dónde estudiar, con lo que supera los problemas de desplazamiento y tiene la posibilidad de utilizar mejor su tiempo disponible”.

Jermaine McDougald, director de maestrías del Departamento de Lenguas y Culturas Extranjeras de la Universidad de la Sabana, agrega el desarrollo de competencias como la autodirección y el poder de la informática para facilitar el proceso pedagógico.

En lo que respecta a los requisitos, al menos tecnológicos, McDougald señala: “Un estudiante necesita, entre otras cosas, conexión a Internet de alta velocidad, un computador, preferiblemente con el más reciente sistema operativo; programas de audio y video, un buen back up físico y virtual (Dropbox, por ejemplo), audífonos y micrófonos avanzados, tableta, teléfono inteligente, software para videoconferencias y un buen manejo de redes sociales, para estar en permanente contacto con sus tutores y compañeros”.

Los costos

“Es más costoso diseñar y montar una maestría online que una presencial, pues requiere mayor carga tecnológica y más tiempo de preparación. Sin embargo, en nuestro medio se tiene la percepción errónea de que estudiar en línea es más económico”, comenta Marco Elías Contreras, decano de la Facultad de Estudios en Ambientes Virtuales de la Universidad EAN.

McDougald coincide con él: “las tendencias mundiales señalan que las maestrías virtuales tienen costos más altos, ya que se necesitan plataformas de banda ancha y personal adicional, entre otras cosas, para poder dar asesoría permanente”.

Aun así, todavía es muy frecuente encontrar programas virtuales más económicos que sus equivalentes presenciales. En la EAN, por ejemplo, el costo de la maestría en Administración de Empresas (MBA), cuya duración es de dos años, asciende a 27 millones de pesos, mientras que los MBA presenciales oscilan entre 37 y 44 millones.

En la Universidad Cooperativa de Colombia, que ofrece cuatro maestrías virtuales, el costo promedio es de 5’500.000 pesos por semestre. Y la maestría en Educación vale lo mismo en las modalidades online y presencial: 3’329.712 pesos.

Entre tanto, en La Sabana, la maestría virtual en Didáctica del Inglés para el Aprendizaje Autodirigido tiene un costo de 6’400.000 pesos por semestre, con 93 estudiantes matriculados y 63 graduados; la maestría en Proyectos Educativos Mediados por TIC, que tiene una duración de cinco años, cuesta 4’600.000 pesos por semestre y la cursan actualmente 140 estudiantes, y la maestría en Asesoría Familiar y Gestión de Programas para la Familia tiene un costo de 5 millones de pesos por semestre, con 230 matriculados. En contraste, la maestría presencial en Educación cuesta más que cualquiera de estos programas: 6’650.000 pesos.

Según Contreras, este fenómeno tiene dos causas principales: el prejuicio cultural según el cual la calidad de los programas virtuales es inferior a la de los presenciales, y el hecho de que estos últimos suelen ofrecer doble titulación (con universidades extranjeras), lo que los encarece.

Disciplina y autocontrol

Las maestrías virtuales no son para todo el mundo. “Quien esté inscrito en una maestría virtual debe tener mucha disciplina y autocontrol –advierte Marco Elías Contreras, decano de la Facultad de Estudios en Ambientes Virtuales de la Universidad EAN–. El estudiante se autogestiona, pues no tiene encima al profesor. Hay que leer, escribir bien y tener facilidad para expresar las ideas. También hay que saber trabajar en equipo para promover el trabajo que surge de la comunicación virtual con los compañeros y con el tutor”.

Aún se piensa que la educación en línea tiene menos contenidos y que la dedicación que se le debe brindar es menor que cuando se adelanta de manera presencial. Nada más alejado de la realidad. Los contenidos de una maestría virtual no solo son los mismos que los de una presencial, sino que además sus características obligan a los estudiantes a una mayor disciplina en la gestión del tiempo.

Asimismo, se requieren unas herramientas básicas para aprovechar al máximo las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).

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