Colombia avanza en educación virtual

El éxito del proceso formativo en línea depende del compromiso del estudiante y de un docente idóneo

Gracias a los avances en la tecnología y la comunicación, se han abierto un sin número de posibilidades y herramientas para que los colombianos accedan a una educación superior de alta calidad, empleando estrategias educativas que dejan a un lado el tiempo y la distancia como obstáculos para aprender.
Según el Ministerio de Educación Nacional, «la educación virtual es una modalidad a distancia que implica una nueva visión de las exigencias del entorno económico, social y político, así como de las relaciones pedagógicas y de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). No se trata simplemente de una forma singular de hacer llegar la información a lugares distantes, sino que es toda una perspectiva pedagógica».

En Colombia, la aceptación del modelo de educación virtual ha evidenciado un crecimiento desde el año 2011 (13.6 por ciento) hasta el año 2014 (90 por ciento) de acuerdo al número de matrículas de educación superior online. En el año 2015 esta tasa de crecimiento se moderó y en el 2016 volvió a incrementarse llegando a un 98.9 por ciento.
«Muchos de los programas que existen actualmente han sido resultado de la estrategia de innovación del Ministerio de Educación Nacional y el acompañamiento de la Oficina de Innovación, a las instituciones de educación superior para el diseño de programas en modalidad virtual», afirmó Carmen Ricardo Barreto. Profesora, investigadora y Directora del Departamento de Educación del Instituto de Estudios en Educación (IESE) de la Universidad del Norte.

Sin lugar a dudas, la flexibilidad en el tiempo y en el espacio, que ofrece la educación virtual, es uno de sus mayores beneficios, ya que la virtualidad le permite al estudiante organizar su tiempo para cumplir con los objetivos académicos propuestos, compaginando su formación con actividades como el trabajo.
«Podríamos además señalar otros beneficios, como el diseño de escenarios propicios para fortalecer el aprendizaje autónomo, el compromiso con el proceso de aprendizaje, el teletrabajo, el desarrollo de la comprensión lectora y escritural y el desarrollo de competencias TIC que son necesarias en este mundo globalizado «, explicó Carmen.
En la educación online, las actividades deben procurar la construcción del conocimiento entre los tutores y estudiantes, por medio de tareas que favorezcan la reflexión y revisión continua, mediante una adecuada selección de recursos y tutorías, así como de trabajos grupales que le permitan al estudiante el intercambio de conocimientos.

Para Carmen Ricardo, «el modelo pedagógico de programas virtuales debe favorecer además de la interacción con los contenidos, la interacción entre los actores del proceso (estudiantes-estudiantes, estudiantes-tutores), y considerar así mismo el desarrollo de actividades colaborativas mediadas por las herramientas de las plataformas de gestión de conocimiento (LMS) o de las redes sociales».
Para el estudiante, las exigencias que implica estudiar de manera virtual son principalmente asumir su papel protagónico en el proceso formativo, organizar su tiempo para cumplir con los compromisos
individuales y grupales del programa y contar con las competencias tecnológicas mínimas para desenvolverse en un ambiente de aprendizaje digital.
El profesor por su parte deberá diseñar estrategias de enseñanza que favorezcan el diálogo y la interacción, participar en procesos de formación y de capacitación para el diseño y tutoría de estudiantes virtuales y tener la infraestructura tecnológica apropiada para resolver oportunamente las dudas de sus estudiantes.

 

 

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